Guarromán nació por expreso deseo del intendente Pablo de Olavide junto a la antigua Venta de Guadarromán, ubicada junto al camino real que unía Madrid con Sevilla y el puerto de Cádiz. Para la nueva población el propio Olavide pensó el nombre de Múzquiz o Muzquia, en honor de Miguel Múzquiz, ministro de Hacienda del gobierno de Carlos III, conde de Gausa y uno de los impulsores de la empresa colonizadora. Pero lo cierto es que ese nombre sólo se utilizó en los documentos oficiales durante cinco meses escasos de 1768, y tanto los recién llegados nuevos pobladores alemanes como los habitantes españoles de los pueblos cercanos, siguieron llamando a esta nueva población con el nombre de la antigua venta, Guadarromán. Conocida es la tendencia que tienen los andaluces cuando hablan de hacer desaparecer la letra “d” que va situada entre dos vocales, de ahí que de Guadarromán se pasara a Guarromán, como se le conoce en la actualidad.
Por su parte, Guadarromán procede del árabe “Wadi-r-rumman”, que significa “el río de los granados”, nombre que los árabes que habitaron Sierra Morena le dieron al río que fluye junto a la antigua venta, y que hoy es conocido como el río Tamujoso.
Pero los guarromanenses, lejos de esconder el nombre de su pueblo y su bello significado, lo exhiben como su primera bandera, hasta tal punto que es Guarromán la sede de la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares, donde se estudia y promueve que se conozca todo lo bueno e interesente que se esconde tras un chocante nombre de pueblo que nos hace sonreír la primera vez que lo oímos.
© José María Suárez Gallego
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